Botánica: la historia de Hildegarda de Bingen, Pierre Magnol y Carlos Linneo.

En este artículo pretendemos introducirnos en el fantástico mundo de la Botánica y su historia, ya que esta ciencia ha colaborado en el lenguaje universal de las plantas medicinales.

La botánica es la ciencia encargada de la clasificación de las especies vegetales. Se apoya por un lado en la Taxonomía que es la ciencia que determina la conexión entre las especies vegetales a partir de sus similitudes y diferencias. Por otro lado se apoya también en la Nomenclatura, siendo una herramienta útil en cuanto a la descripción de las especies, facilitando la identificación de las mismas.

Podemos poner un punto de partida con Hildegarda de Bingen que vivió entre los años 1098 y 1179. Fue una mujer polifacética, escritora, compositora, filósofa, religiosa, médica, naturista, mística, profetisa, científica. Considerada santa y también reconocida por varios científicos como la madre de la Historia Natural, lo que hoy llamamos Ciencias naturales. 

De su infancia poco se sabe, lo que sí sabemos es que viene de una familia numerosa y bien posicionada en su pueblo, estamos hablando del Sacro Imperio Romano Germánico, actual Alemania y que su vida estuvo marcada por la religión, sus visiones y revelaciones. 

En el año 1141, luego de ser encargada del monasterio en la que pasó buena parte de su infancia, y luego encargada tanto de la administración de los edificios, organización, guía espiritual y de más, se produce un punto de inflexión en su vida y su carrera, donde comienza a escribir una de sus obras más importantes que podemos traducir como “Conoce los caminos del señor”, este libro le costó alrededor de 10 años pero fue muy famoso y popular en su época. Este punto es importante ya que es un descubrimiento que tiene Hildegarda sobre el poder transformador, el poder de difusión de la escritura a través de los libros. 

Con un montón de resistencias patriarcales, ella logra mudarse a Bingen en el año 1150 y construir allí otro monasterio que será en los años siguientes un monasterio modelo, tanto por el ambiente como por la diversidad de propuestas educativas que allí se brindaban como lectura, bordado, escritura, entre otros. En este período a pesar de sus responsabilidades, Hildegarda sigue escribiendo, incluídas más de 70 sinfonías y las dos obras que se centran en la salud: “Physica” y “Causae et curae”, libros que generaron dudas como también mucha inspiración. El primero trata sobre historia natural y el segundo sobre causas y remedios naturales donde habla sobre enfermedades de la época, pero además ella también se encargaba de ofrecer sus tratamientos a quienes acudían pidiendo ayuda al monasterio a pesar de que en su vida sufrió serios problemas de salud en diferentes períodos. 

Hildegarda también hacía largos recorridos difundiendo su mensaje y continuó escribiendo libros religiosos y sobre sus visiones, rompiendo con lo establecido, es decir con un privilegio que estaba cedido solamente a los hombres pero que además fueran formados por un maestro influyente de la religión. Todos sus libros están escritos en latín, idioma que probablemente aprendió de forma autodidacta, por eso la importancia de hacer conferencias en las plazas públicas, ella quería que sus conocimientos lleguen al pueblo y no sólo a los ilustrados de la época. En estos últimos años de su vida, funda otro ministerio y muere en septiembre de 1179 con 81 años de edad. Esta contextualización histórica sobre la vida de Hildegarda, la madre de las ciencias naturales, nos pareció importante ya que tiene que ver con reivindicar la vida de una mujer extraordinaria de la que poco se habla. De las obras de Hildegarda, las que tienen más importancia para nosotros, para la botánica y la medicina natural son “Physica” y “Causae et curae”. 

“Physica” podemos decir que es como una enciclopedia de ciencias naturales donde se encuentra información y propiedades sobre plantas medicinales, esta obra está dividida en 9 tomos. En la primera parte ya se detallan más de 200 capítulos sobre plantas y las clasifica en plantas frías, secas, húmedas y calientes. También encontramos en “Physica” combinaciones de plantas para obtener una medicina específica. Por otro lado se puede notar que en la mayoría de los tratamientos que describe sus vehículos preferidos son la alimentación, es decir la ingesta y las maceraciones en vino. En la tercera parte de esta obra presta especial atención a los árboles y su medicina, con una mirada un tanto más compleja ya que dependerá según Hildegarda de la capacidad de los árboles de dar fruto como así también de la estación en que sean cosechados. Con respecto a las hojas por ejemplo, dirá que deben ser cosechadas antes de que el árbol de fruto para conservar la energía vital intacta. En esta parte encontraremos diversos árboles como el laurel, el membrillo, el manzano, el olivo, el ciprés, el roble, el fresno, entre otros. En otros de los tomos hablará también sobre minerales, animales y demás elementos de la naturaleza. 

“Causae et curae” que podemos traducir como “Causas y remedios” por su parte es un libro que se centra más en salud, padecimientos, remedios y tratamientos naturales, dividido en 5 tomos, es decir es un libro propiamente médico dónde sin embargo siempre media la colaboración de Dios como así también los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire vinculados a las cuatro cualidades: frío, caliente, húmedo y seco y así mismo, a la teoría de los cuatro humores desarrollada por Hipócrates. Lo que es muy interesante y con lo coincido totalmente es que los tratamientos para sanar requieren de paz y alegría interior. 

Cabe aclarar que todo esto de lo que estamos hablando es muy difícil de entender con los conocimientos que tenemos hoy en día, pero intenta ser una reseña histórica sin juicios que forma parte de la historia de las plantas medicinales, la botánica, las ciencias naturales e incluso de la medicina holística e integrativa. 

Además de Hildegarda podemos mencionar a otras figuras que hacen parte de la historia de la botánica como la conocemos hoy en día: Pierre Magnol y Carlos Linneo. 

Pierre Magnol fue un médico apasionado por la botánica y la historia natural, muy reconocido en su época y para varios investigadores fue quien sentó las bases de la clasificación botánica que tenemos hoy en día. Vivió 76 años, desde 1638 a 1715 y fue autor de varios libros sobre la temática. Su influencia vino de su familia boticaria y farmaceútica de la época. 

Si bien se graduó como médico en 1659 en la Universidad de Montpellier no ejerció como docente hasta el 1694 ya que la realeza del momento se opuso a su nominación por considerarlo como protestante. Durante su docencia llevaba a sus estudiantes a excursiones donde observaban, registraban e investigaban sobre las plantas que encontraban en los recorridos, plantas que posteriormente clasificó en su primera obra Botanicum Monspeiiense. Llegó a describir más de 2.000 especies de plantas que hasta el momento no habían sido descritas. De hecho fue Pierre Magnol quién utilizó el término “familia” que hoy conocemos en botánica, agrupando plantas de características similares. En 1697 fue director de uno de los jardines botánicos más importantes de Francia de la época. Como dato curioso, las magnolias que conocemos hoy en día fueron nombradas así en su honor. 

Por otro lado tenemos al famoso Carlos Linneo, científico, botánico, médico y zoólogo sueco, nacido en una zona rural al sur de Suecia, quien vivió 70 años, desde 1707 hasta 1778, considerado el creador de la taxonomía, es decir, la clasificación de los seres vivos. Linneo fue un estudioso de las plantas, con una atracción muy especial por las flores y por la botánica desde muy temprana edad, lo mismo con sus estudios del Latín que fue una gran influencia en su vida. 

Linneo escribe su primer tesis “Preludiam sponsarum plantarum” que podemos traducir como “Preludio de la jardinería” basado en la cantidad de estambres y pistilos de las flores, es decir hablando de las diferencias sexuales de las plantas para reproducirse. En el año 1732 realiza una expedición a Laponia de seis meses para investigar las flora del lugar donde descubre más de 100 plantas que describe en su libro “La flora de Laponia”. 

Luego de obtener su título de médico se muda a Holanda para realizar un doctorado y allí  realiza otra de sus obras, en este caso “Sistema natural” donde propone un sistema de clasificación de la naturaleza dividida en 3 grandes reinos: animal, vegetal y mineral divididos a su vez en taxones: reinos, philos, orden, familia, género y especie, poniendo al ser humano en el reino animal, cuestión que en la época fue duramente criticado. 

Es el creador del sistema binomial, es decir el nombre universal de 2 nombres para cada especie escritas en Latín, por ejemplo al ser humano lo nombra como “Homo sapiens”: hombre que piensa. Esta obra fue la que dió pie a la nomenclatura taxonómica moderna que conocemos hoy en día. 

En 1735 conoce al famoso médico botánico Burman, quién lo invita a vivir un tiempo en su casa y quién le ayuda a escribir sus siguientes obras: “Los fundamentos de la botánica”, “Crítica botánica” y “Bibliografía botánica” que propone criterios de clasificación para las plantas y que sientan las bases para sus obras más importantes: “Philosophia botánica” y “Species plantarum” que publicaría más adelante. 

Esto le abrió varias puertas, y con ayuda económica de Clifford un banquero con buen posicionamiento económico del que fué médico personal, viaja a Inglaterra donde queda encargado del jardín botánico de Chelsea y escribe sus obras “Genera plantarum” y “Corollarium” donde describe más de 1000 especies de plantas diferentes clasificadas con el sistema que ya venía desarrollando, es decir, a partir de semejanzas y diferencias sexuales entre ellas. 

Seguidamente publica también “El jardín de Clifford” describiendo las plantas que se encontraban en el jardín de éste. En 1739 vuelve a Suecia a trabajar como médico y es nombrado presidente de la Real Academia Sueca de Ciencias. También se desempeña como profesor de botánica de la Universidad, donde también se encarga del mantenimiento de sus jardines que eran un verdadero centro de estudios botánicos y de farmacología y emprende nuevamente, pero esta vez con sus estudiantes, expediciones de reconocimiento de plantas presentes en Suecia donde sigue descubriendo plantas hasta el momento desconocidas. Estas expediciones y descubrimientos dieron lugar a nuevas obras como “Viaje por Oland y Gotland” “Flora sueca” y “Fauna sueca” detallando sus nuevos descubrimientos. 

En 1751 publicó “Philosophia botánica” con un orden sistematizado continuando con sus fundamentos teóricos que ya venía desarrollando en las obras que le precedieron y finalmente 2 años después publicó “Species plantarum” donde clasifica alrededor de 6000 especies de plantas y que es la obra que llevó a la clasificación taxonómica, botánica que tenemos hasta hoy en día. Al día de su muerte, ya era reconocido como uno de los más importantes científicos de su época. 

Esperamos que este artículo sea de utilidad para comprender mejor un pedacito de historia sobre la botánica.

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