Depresión en niñas, niños y adolescentes con la Dra. Dolores Ayllón

Cuanto mejor cuidemos la salud mental de nuestros niños, tendremos adultos mucho más sanos y mucho más fuertes. Ellos son el futuro, así que cuidarlos es como una obligación. (Dolores Ayllón).

La dra. Dolores Ayllón es psiquiatra infantil. Es española, andaluza y se vino a vivir a Uruguay para ejercer su profesión hace 10 años. Trabajó junto a Sofía (KalkuMapu) en el equipo de salud mental del hospital de San Ramón (Canelones). Por eso, en el marco del 13 de enero, día de la lucha contra la depresión, le escribimos para proponerle realizar un vivo en nuestro canal de YouTube, para profundizar sobre la depresión en el caso de la infancia y adolescencia.
En este articulo, exponemos los aportes realizados durante la entrevista.

¿Qué es la depresión en niñas niños y adolescentes?

Estamos hablando de un trastorno de las emociones con un gran impacto en la vida del niño o adolescente. Es uno de los trastornos que más se ve en consulta, junto con los trastornos de ansiedad. Es algo que hay que tomar en serio, porque no es algo que se vaya a pasar solo: hay que abordarlo.

Para diagnosticar una depresión hay que dedicarle mucho tiempo al niño: verlo en la sala de espera, cómo se presenta y escucharlo. Tener en cuenta a la situación de su familia, el entorno más cercano, la escuela. Hay que realizar una historia clínica muy completa antes de hacer un diagnóstico.

Cuando hablamos de niños más chiquitos, no van a poder expresar con palabras el sentimiento que experimentan. Pero sí vamos a notar algunas señales: Deja de disfrutar las actividades que antes le gustaban, se vuelve más irritables, hace rabietas «de la nada» con un llanto que surge, no sabemos por qué. Si son niños de edad escolar puede aparecer agresividad, cambios de conducta, retraimiento social, que no salga al recreo. De repente no rinde académicamente cómo lo venía haciendo, incapacidad para concentrarse.

En el caso de los adolescentes, pueden aparecer conductas desafiantes, tendencia a aislarse, apatía, falta de disfrute. Y en todas las edades puede aparecer «lo físico», es decir somatizaciones: Pueden aparecer cambios en lo basal, como el sueño y la alimentación. De repente está más inquieto o más apagado.

Muchas veces se cree que en los adolescentes estos cambios en la conducta «vienen con la edad», pero hay que evaluar las repercusiones que esto trae. Hay cosas que forman parte de la etapa de desarrollo, pero cuando son varias áreas de la vida del joven las que se ven afectadas, ahí estamos hablando de un cuadro más «pesado».

¿Cuáles son las causas de la depresión en niños?

Pueden ser eventos estresantes, como «las pérdidas», aunque no como las vivimos los adultos. Puede ser la perdida de un ser querido, pero también una mudanza, la muerte de una mascota. Que en la escuela no le vaya bien o problemas de relacionamiento con sus pares (el acoso o bullying). Incluso cuando llegan nuevos hermanos.

También el maltrato intrafamiliar, que suele ser una de las causas más frecuentes. Y cuando la causa es un componente familiar, puede expresarlo de diferentes formas, y una de ellas es la depresión.

También el diagnóstico de enfermedades crónicas, como por ejemplo la diabetes, que le implica un cambio radical en su vida.

Hay numerosas causas y a veces se combinan. Todas son igual de importantes y por eso hay que explorar todos estos aspectos.

A veces nos enfrentamos a cuadros adaptativos, donde frente a una situación aparece una adaptación de la conducta que se manifiesta desde la sintomatología de la depresión, pero que si le damos tiempo, lo supera.

¿Cuáles son los tratamientos más eficientes?

En un cuadro leve, cuando el niño se da cuenta de lo que le sucede, ahí la primera lineal es la psicoterapia, pero una terapia que no solo trabaje con el niño, sino también con la familia. En los casos en los que el trastorno emocional repercuta demasiado en la vida del niño, consideraría combinar la psicoterapia con un tratamiento farmacológico para reducir las reprecusiones que tenga el trastorno en algunas áreas de su vida aliviar su sufrimiento. Pero nunca hay dejar de trabajar con la familia y con la escuela: todos los tratamientos son válidos e igual de importantes. Cuando en una consulta un niño es escuchado, y siente que lo entienden, que reconocen su sufrimiento: cuando sale de la consulta ya es otro niño.

¿Y cuáles son las formas de prevención?

Hay que enseñar a nuestros niños a aprender a tolerar la frustración: que no está mal equivocarse, y que no está mal no tenerlo todo inmediatamente. Muchas veces como los adultos tampoco sabemos gestionar nuestras emociones, nos cuesta enseñarlo. Pero si queremos niños más sano necesitamos enseñarles a manejar la frustración, los tiempos de espera, el aburrimiento. Aprovechar el aburrimiento para que fomenten su creatividad, porque todos los niños tienen sus fortalezas.

En cada etapa tenemos que hacerle ver sus fortalezas, convertirlos en personas autosuficientes. Dedicarles tiempo de escucha activa: preguntarle cómo le fue en el día, cómo se siente, que aprenda a reconocer sus emociones. Escucharles y hablar con ellos ya es de por sí un tratamiento. Si trabajamos desde la prevención, incluso aunque aparezca un cuadro de depresión o ansiedad, puede que lo solucionemos sin tener que recurrir al uso de fármacos.

Cuando nos enojamos con los niños porque «todo les molesta», porque «se portan mal», empezamos con una rosca negativa y podemos utilizar expresiones que lastimen mucho la autoestima de los niños. A veces los adultos no nos damos cuenta de la importancia de las palabras que decimos, creemos que los niños no entienden lo que estamos diciendo o que no les afecta. tenemos que ayudarles con sus debilidades, y destacar sus logros y avances.

Podemos hacer un montón de cosas. Les podemos dar un montón de herramientas que les sirvan para toda la vida, que los hagan emocionalmente más fuertes. Promover eso que hacen en KalkuMapu: promover hábitos saludables, una buena alimentación, darle importancia al sueño. Promover que salgan a la naturaleza, que se relacionen con otras personas, y que tenga tiempo para el juego, a lo creativo. Sabemos que durante el juego, el niño «procesa». Si no le damos espacio al juego, no le estamos dando tiempo para procesar lo que le sucede en su día a día. El otro día hablaba con la Cuando les exigimos demasiado a los niños, puede desencadenar en una depresión y a veces se da por modelos de crianzas muy rígidos.

A mí me gusta trabajar con la comunidad, y ahora que conozco todas las instituciones puedo ir a dar talleres en las escuelas y trabajar junto a los padres. Todo eso es prevención.

¿Cómo afecta el uso de las pantallas en la niñez y la adolescencia?

Estamos en una era que es imposible no utilizar la pantalla, pero hay que utilizarla solo para lo que corresponde. Es mucho más fácil entretener a un niño con un celular, pero es mucho más rico para el niño darle otras posibilidades para que aprenda a gestionar su aburrimiento, inventar, separase del adulto. Las pantallas influyen mucho en el sueño, aumenta su irritabilidad y es difícil gestionar su frustración cuando se les saca la pantalla.

Un adolescente pasa el día jugando «en lineal», no sale de su casa, no se relaciona con sus pares, no se viste para salir, no se asea, no conecta con la naturaleza. Pierde la capacidad de tomar contacto con su entorno. Cuantificarlo no puedo, pero la experiencia me dice que influye negativamente en varias áreas de la salud mental.

Propuestas simples como la huerta, son muy valiosas. Es importante que vean de donde viene el alimento y que lo vayan procesando. Que participen de la cocina. Yo muchas veces les propongo a la familia la lectura colectiva, la escritura, el dibujo. Cuando les proponemos actividades los niños se enganchan con facilidad y se olvidan del celular.

Agradecemos enormemente la disposición de la dra Dolores Ayllón y deseamos que sus aportes puedan ser valiosos para muchas familias. Esperamos volver a conectarnos con ella en el futuro para poder seguir profundizando en infancia y salud mental.

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